Reseña: El jardín de los hechizos, de Sarah Addison Allen

¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Hoy me toca reseñar el último libro que he devorado en apenas un día. Y aunque me gustaría gritar que es una MARAVILLA que no os podéis perder, prefiero reservarme mi entusiasmo para la reseña. Así que sin más divagación, vamos a por ella…  

Ficha Técnica:

Título: El jardín de los hechizos

Título original: Garden Spells

Autor: Sarah Addison Allen

Editorial: MR Ediciones Martínez Roca

Encuadernación: Rústica con solapas

Nº páginas: 288

Precio: 19,90€

ISBN: 978-84-270-3193-7

Resumen de la contraportada:

Queridos lectores:

Las leyendas de Bascom, un pueblecito de Carolina del Norte, en Estados Unidos, nunca fallan: los hombres de la familia Hopkins se casan con mujeres más mayores, las Clark son buenas amantes y todas las Waverley tienen alguna rareza. Se rumorea incluso que el manzano de su jardín predice el futuro, y que las flores comestibles que allí crecen pueden producir misteriosos efectos en quienes las consumen.

Mi novela está ambientada en este pueblo donde las leyendas se cumplen y la magia es algo cotidiano. Y ahora que lo pienso, El jardín de los hechizos es como el mismo Sur de los Estados Unidos. Somos un poco raros, ya lo sabemos. Sentaos a la mesa con nosotros y os contaremos la historia…

Cita del libro:
[…] A veces, las personas que llevaban juntas mucho tiempo tenían tendencia a imaginar que las cosas eran mucho mejores antes, aunque no fuese cierto. Los recuerdos, aun los más duros, se reblandecían como los melocotones a medida que pasaban los días.

Opinión Personal (sin spoilers):

Ahora que leo la sinopsis de la contraportada creo que le viene como anillo al dedo al libro. Porque básicamente la historia se puede resumir así, aunque en realidad sea mucho, muchísimo más. El jardín de los hechizos es un libro mágico, no tengo otra palabra para definirlo mejor. Y una vez te adentras en la historia, en el interior de Bascom y en el corazón de sus habitantes, llegas a creer todas y cada una de sus famosas leyendas, por muy inverosímiles que parezcan. Y desde que te sumerges en el universo Waverley, te enamoras irremediablemente de los olores, la magia y la armonía que se respira dentro de esa casa y al rededor de esa pintoresca familia, poseedora de unos dones muy especiales. El libro me ha recordado un poco a una película que vi hace mucho tiempo: Prácticamente magia, que también estaba protagonizada por dos hermanas totalmente distintas a las que la magia y los lazos familiares acababan por unir. 

Realmente no sé cómo empezar esta reseña, como siempre me pasa cuando acabo un libro que me deja tan embelesada. La historia es bastante corta pero repleta de detalles, y transmite demasiados sentimientos para resumirlo en unas pocas líneas. Así que diga lo que diga, sé que me voy a quedar corta. Por eso os recomiendo que le deis una oportunidad, porque es un libro maravilloso y merece muchísimo la pena. Sin duda, entra a formar parte de los mejores libros que he leído en lo que va de año.

Pongámonos en situación. Esta es la historia de Claire y Sydney, dos hermanas que siendo niñas nunca se llevaron demasiado bien y que llevan diez años sin verse. La infancia de Claire no fue especialmente de color de rosa. Tuvo que vivir al lado de una madre que se dedicaba a robar, a divertirse con cientos de hombres y deambular de un lado a otro con una niña a cuestas que lo que más necesitaba era cariño y estabilidad. Hasta que volvió a quedarse embarazada y decidió volver a la casa Waverley, en Bascom (Carolina del Norte), un lugar que siempre había odiado, por el bien de la recién nacida. Claire tan solo tenía 6 años en ese entonces, y como la niña asustada que era, sentía celos de su hermana porque su madre había vuelto a casa por el bienestar de ella, cuando el de Claire nunca le había importado. Poco tiempo después, la madre de las niñas volvió a marcharse dejándolas a ellas atrás. Pero Claire había encontrado su lugar en el mundo en Waverley, y sabía que nunca se iría de allí. Adoraba a su abuela, los jardines, cada rincón de la casa e incluso la rareza que envolvía a su familia y que hacía que nadie se acercara a ellas. A Claire no le importaba porque ella amaba ser una Waverley. Y había tratado muy mal a Sydney en ese entonces, a una hermana que no valoraba lo que tenía, que no apreciaba el regalo de ser quienes eran y pertenecer a un lugar. Claire tenía celos de Sydney y lo demostraba portándose mal con ella. Pero a Sydney le sucedía todo lo contrario. Ella odiaba vivir en la casa Waverley, odiaba llevar ese apellido, ser la rara a la que todo el mundo señalaba. Le asfixiaba la idea de vivir en Bascom. Por eso también le tenía celos a su hermana, porque ella sí que se sentía cómoda en aquel lugar. Sydney soñaba con ser como su madre, marcharse lejos y vivir su vida a su antojo, sin leyendas tontas que la persiguieran a todas partes. Y cuando cumplió la mayoría de edad hizo sus maletas y se marchó para no regresar. Su intención era no volver a pisar Bascom, ni volver a respirar los aromas de la casa Waverley. Ni siquiera tenía intención de volver a ver a su hermana.

Con el paso de los años, Sydney, que se había cambiado de nombre varias veces, después de llevar una vida bastante irresponsable y alocada, se quedó embarazada y se vio obligada a permanecer al lado de un hombre peligroso que la maltrataba. Ya no podía escapar como lo había hecho cientos de veces antes, porque ahora tenía a alguien de quién ocuparse: su hija Bay. Sydney había intentado huir de ese hombre pero él se las arreglaba para localizarla y arrastrarla de nuevo a esa miserable vida que llevaban. Temía por su vida, por no poder cuidar de su hija, por morir a manos de ese hombre y dejarla indefensa ante él. Así que se armó de valor y con la ayuda de una bondadosa mujer, decidió regresar a Waverley, el único lugar seguro para su hija.

Claire se había convertido en una mujer reservada y muy solitaria, acostumbrada a sus rutinas diarias. Su don con las plantas del jardín la había hecho bastante famosa en el pueblo y tenía su propia pequeña empresa de cátering, donde normalmente solían hacerle encargos bastante “especiales”. Su especialidad era proyectar con su comida, y las flores de su jardín que añadía en ellas, determinados sentimientos en la gente que la probaba. Si alguien quería que su pareja recordara los mejores momentos de su vida, Claire preparaba un vino especial para ello. Si alguien quería proyectar amor y armonía en una fiesta, Claire era la mejor para eso. Era especial, todo el mundo lo sabía, y ella sacaba partido de su don para ganarse la vida. No obstante, ser una Waverley no la convertía en una persona popular, sino más bien en una rareza a la que todos admiraban de lejos pero a la que nadie se acercaba demasiado. Y ella lo prefería así, no le gustaba intimar con la gente. Conocía a todo el mundo de manera muy superficial, pero no dejaba que nadie ahondara en su interior. Les gustaban las cosas constantes y permanentes. Y su casa y su trabajo le proporcionaban lo que necesitaba para vivir.

Cita del libro:
[…] Ellos querían rosas esa noche para simbolizar su amor, pero cuando se añadía tristeza al amor el resultado era la pena. Querían nuez moscada porque simbolizaba sus bienes y sus riquezas, pero cuando se añadía sentimientos de culpa a la riqueza, el resultado era la vergüenza.

Cuando Sydney vuelve a casa con su hija, Claire no sabe cómo actuar. Al principio la desconfianza le gana la partida y teme que Sydney se haya convertido en un retrato perfecto de su madre, que abandone a su hija en Bascom y se largue por donde ha venido. Pero Sydney le demuestra que jamás haría una cosa así, que siempre ha sido una buena madre a pesar de las circunstancias. Claire las acepta, por supuesto, y aunque le cuesta demostrarlo, se siente inmensamente feliz de tener de vuelta a su hermana y poder enmendar sus errores del pasado. Y poco a poco se va encariñando de Bay, una niña que le recuerda a ella misma por la empatía que siente por la casa y el jardín. Pero aunque Claire las acepta en su vida, su rutina se convierte en una amarga agonía con la sola idea de pensar que algún día se marcharán de su vida y volverá a quedarse sola. Ese es el mayor temor de Claire: ser abandonada, una y otra vez.

Como la niña adorable, inteligente y avispada que es, Bay protagonizará la gran mayoría de los momentos más entrañables y será el gran punto de apoyo para la unión de las hermanas. El amor que la niña siente instantáneamente por el jardín y por todo lo que ocurre en él será una muestra más de la importancia de mantener unida a una familia que se había hecho pedazos y que ahora se necesitaban más que nunca. Y es que los lazos y la herencia familiar es un punto muy importante en la historia.

Pero la magia será la principal protagonista de esta novela. Todas las Waverley tienen un pequeño “don” que las hace especiales y extraordinarias, y a su alrededor irán sucediendo cosas extrañas e inverosímiles, que acabas por aceptar como si realmente formaran parte de la casa y la familia. El don de Claire ya os lo he comentado, es una cocinera excelente y sabe qué ingredientes, flores y hierbas usar en cada momento, para cada situación especial. El don de Sydney tiene que ver con el pelo, sabe exactamente cuál es el peinado que más le favorece a una persona y le hace feliz. La pequeña Bay también tiene un don especial, ella sabe el lugar exacto en el que debe ir cada cosa. Y por último tenemos a Evanelle, el último miembro de la familia Waverley que vive en Bascom, una anciana cuyo don es dar cosas a la gente. Sí, como leéis. Ella siente la imperiosa necesidad de entregarle algo a alguien a cualquier hora del día, un objeto que sin duda la otra persona va a necesitar en algún momento de su vida (motivo por el cual todos creen que está chiflada). Además de esto, tenemos el jardín especial de la casa y que parece tener vida propia, especialmente el manzano que se dedica a lanzar manzanas para que le presten atención o a mover sus ramas a su antojo. ¡Me ha encantado el manzano! Es más, la leyenda más antigua de las Waverley tiene que ver con ese manzano: se dice que si comes una de sus manzanas te proyectará la escena más importante de tu vida, sea esta buena o mala. De ahí que la familia se dedique a enterrar todas y cada una de las manzanas, evitando probarlas y que cualquiera pueda acceder a ellas.  

Cita del libro:
-Tía Claire, ¿por qué el manzano no deja de tirarme manzanas?
-Quiere que te comas una –contestó Claire.
-Pero a mí no me gustan.
-Eso ya lo sabe.
-¿Por qué entierras las manzanas?
-Para que no se las coma nadie.
-¿Y por qué no quieres que la gente se las coma?
Claire vaciló un momento.
-Porque si te comes una manzana de ese árbol, verás cuál va a ser el acontecimiento más importante de tu vida. Si es bueno, de repente sabrás que todo el resto de las cosas que hagas nunca llegarán a hacerte feliz. Y si es malo, tendrás que vivir el resto de tu vida sabiendo que algo malo te va a suceder. Nadie debería saberlo.

En cuanto al amor, lo hay, por supuesto. En la vida de Claire aparecerá Tyler, un hombre extraordinario que se quedará prendado de ella y se convertirá en un alma en pena debido a sus constantes evasivas. Claire no necesita un hombre en su vida, ella necesita algo permanente y no quiere sufrir otro abandono. Ese es su mayor temor. Además, a sus treinta y cuatro años no sabe cómo enamorarse, nunca ha dejado espacio para ningún hombre en su corazón, así que prefiere ahuyentarlo y refugiarse en su mundo ideal de rutina, ese en el que no pueden hacerle daño. ¡Me ha encantado la relación! ¡Es preciosa y divertidísima! Y Tyler, como héroe masculino es totalmente distinto de lo que he conocido hasta el momento. ¿Alguna vez habéis leído que un hombre esté a punto de desmayarse ante los sentimientos que le transmite una mujer? Pues él es así, o al menos lo es estando con ella, ¡y eso me ha encantado! Porque no es solo ella la vulnerable, sino también lo es él. Son dos almas que se encuentran, destinadas a estar juntas, a comprenderse, aceptarse, enamorarse y ser felices en ese mundo mágico y arrebatador que los envuelve. 

Cita del libro:
-Estoy bien como estoy.
-Yo también, Claire. Eres preciosa –dijo-. Ya está, ya lo he dicho. No podía contenerme por más tiempo.
No parecía tener miedo de que le hiciesen daño. Es más, parecía aceptarlo de buen grado. Uno de los dos tenía que ser sensato.
-Eso que te he dicho de que estaba ocupada… lo decía en serio.
-Eso que te he dicho de que eres preciosa… yo también lo decía en serio.
Claire se dirigió al agujero que había excavado junto a la verja y tiró las manzanas.
-Voy a estar ocupada mucho, muchísimo tiempo.
Cuando se volvió de nuevo, Tyler estaba sonriendo de oreja a oreja.
-Bueno, pues yo no.

En cuanto a los personajes secundarios, hay muchos, pero no pienso contar nada de ellos, porque ya he divagado suficiente y no quiero dar más detalles de esta maravilla de novela. Pero os diré que cada personaje estará perfectamente perfilado, que sus apariciones tienen un porqué, que contarán con su historia propia, y que la narración dará algún que otro giro para que ellos mismos, en tercera persona, nos adentren en sus vidas, exponiéndonos sus miedos, anhelos y preocupaciones. Las familias más importantes de la historia incluso contarán con sus propias leyendas, como que los Hopkins se casan con mujeres mayores o que las Clark son expertas en las artes amatorias.

Es una historia cotidiana, donde la trama girará en torno a las Waverley, a los miedos de Claire de perder a su hermana y su sobrina ahora que las tiene tan cerca, a enamorarse de un hombre fantástico y dejarse llevar; a la nueva vida de Sydney y los pasos que irá dando para olvidar el dolor que ha sufrido con los maltratos de su ex, al cariño que se instalará en su corazón por su hermana y por ese lugar que siempre ha odiado y que irá aprendiendo a valorar con el paso del tiempo. Y también girará en torno a los habitantes de Bascom, pues como todo pequeño pueblo, tendremos mil personajes atractivos por descubrir, algunos encantadores y otros que no lo serán tanto. 

Cita del libro:
[…] Cuando eres feliz por las cosas que te pasan, esa felicidad te llena. Cuando lo eres por las que les pasan a otros, te desborda. […]

La narración será en tercera persona desde el punto de vista de varios personajes importantes, pero especialmente de la mano de Claire, Sydney e incluso de Bay. Todos tendrán algo que aportar, incluidos los personajes secundarios. La pluma de la autora me ha parecido hermosa, mágica, con sus descripciones perfectamente detalladas, ahondando en el alma de los personajes con delicadeza y maestría.  He leído que a la autora le rechazaron varias novelas y que decidió escribir esta para ella, sin ninguna intención de publicarla. Y el resultado ha sido bello, extraordinario y único. Me he enamorado de su estilo narrativo.

Y no, no le encuentro ninguna pega. Es un libro muy especial que empieza como debe empezar y termina como debe terminar. No le sobra ni le falta nada. Para mí es perfecto, delicioso y único. De ahí la nota que le voy a poner, porque considero que no se merece menos. Porque es de esos libros que al terminarlos te dejan con una sonrisa en los labios, los ojos llenos de lágrimas de felicidad y que no puedes evitar abrazar entre suspiros. 

El jardín de los hechizos es un libro mágico, hermoso y cautivador. Una historia profunda, entrañable, conmovedora e irresistible que te mantendrá expectante de principio a fin. Un libro que recomiendo a los amantes de las novelas sentimentales y románticas, pues es un coctel perfecto de todo ello y más. 

10/10

Una historia mágica, hermosa, maravillosamente escrita, con unos personajes fantásticos y entrañables y una casa donde todos querríamos vivir nuestras fantasías más secretas.

¿Lo habéis leído o queréis hacerlo? ¿Os ha parecido tan maravilloso como a mí? 

¡Un besote a todos!