Divagando sobre libros: ¿Hasta qué punto os metéis en una historia?

Hoy me he levantado divagadora (ejem). En realidad debería estar escribiendo una reseña, pero me encuentro en un leve estado de vagancia después del shock que me he llevado con el final de Hex Hall 2 (ya os contaré en la reseña. ¡Deberían estar prohibidos los finales de este tipo! T___T), me siento un poco divagadora (¿Y cuando no? XD).

La semana pasada mis queridas niñas (Nisa, Alishea y Nayra) y servidora hicimos una pijamada yaoi en casa de Nayra, donde nos lo pasamos de muerte entre serie y serie, risas y más risas y para que mentir, algunas cuantas lagrimitas… Mientras subíamos en el coche a casa de Nayra, hablando sobre libros, esta última me comentó que yo era una persona con tres grandes traumas, lo que me hizo partirme de la risa y darle la razón en “alguno de los casos” (¡no estoy de acuerdo en todo! JUM). Según ella, estos son mis grandes traumas relacionados con los libros:

Trauma número 1. Las esperas interminables: Sí, lo admito. Odio empezar una saga y tener que esperar meses/años para poder leer los siguientes libros, y no solo por la desesperación y frustración que me provoca, sino porque se me olvidan cosas importantísimas de la historia por el camino y no siempre tengo ganas de releer el libro anterior. Del mismo modo, odio empezar una colección de manga y tener que esperar 2, 3, 4 o X meses a que salga un nuevo tomo. Antes lo soportaba, pero ahora termino aburriéndome de la serie y simplemente pierdo el interés (salvo con Life, que como mi serie favorita que es todavía me queda paciencia para rato, xD). Y este es uno de los motivos por los que, Srta. Nayra Ginory, no he empezado a leer su novela. Uno de mis grandes defectos es la impaciencia, así que es normal que me guste empezar las cosas cuando sé que las voy a terminar en un período corto de tiempo.

Tráuma número 2. Las solapas: Podéis reíros, ¡yo lo estoy haciendo! XDDDDDDDDD. Me gustan las solapas en los libros, ¡no puedo evitarlo! Creo que se conservan mil veces mejor y son más bonitos para mi yo pijotero y superficial. ¿Qué le vamos a hacer? Todos tenemos defectos y este es uno de los míos. Dadme un libro con solapas (sea a bolsillo o grande… pero si es grande mejor que mejor) y yo soy feliz.

Tráuma número 3. Las protagonistas de los libros: Me vas a perdonar, mi queridísima Nayra, pero discrepo totalmente contigo. Aquí es donde quería llegar y de hecho, el título de la entrada tiene que ver con este punto en concreto. No tengo un problema con “las protagonistas” de los libros que me leo, simplemente cuando me sumerjo en la lectura, necesito de alguna forma conectar con los personajes, meterme en su piel y sentir la historia a través de ellos. Como buena adicta a la literatura juvenil y romántica en general que soy, la gran mayoría de lo que leo se encuentra narrado en primera persona desde el punto de vista de la chica o en tercera persona también en su gran mayoría desde el punto de vista de la protagonista.  Y claro, depende de cómo esté desarrollado del carácter de los protagonistas, puedo empatizar más o menos con ellos. Adorarlos, odiarlos, comprenderlos, aceptarlos o simplemente quedarme como una observadora fría e indiferente (y esto último es malo, significa que el libro en cuestión no me dice nada de nada).

Entonces os pregunto, ¿hasta qué punto os metéis en la historia? ¿Dejáis que los sentimientos de los personajes fluyan por vuestra piel hasta el punto de sentirte parte de su historia? ¿Os dejáis llevar o preferís manteneros en un lugar aislado observando cómo suceden las cosas?

Mi chico siempre me dice que no entiende cómo puedo tomarme las cosas tan en serio. No entiende cómo puedo llorar amargamente con un libro, pasarlo mal, deprimirme, reír a carcajadas como una histérica, o simplemente ofuscarme por cómo se dan los acontecimientos y la actitud de los personajes. No lo entiende. Según él, cuando lee no es capaz de sentir la historia hasta ese punto, sino más bien mantenerse como un espectador asimilando si los hechos que acontecen son de su agrado o no, si el libro está bien escrito, los personajes bien desarrollados, etc. Es decir, muy similar a lo que hago yo, pero en mi caso me meto en la historia para saberlo y sentirlo.

Es un tema curioso, porque siempre he sido de la opinión de que un libro es bueno cuando te hace sentir algo, ya sea emoción, melancolía, tristeza, alegría, felicidad, euforia, diversión, cabreo (bueno, esto podemos discutirlo un poquito más si queréis, que a mí el cabreo no me gusta nada! xD), etc. No me malinterpretéis, no quiero decir que un libro sea “malo” cuando no sientes ninguna de estas cosas, pero en mi humilde opinión, los libros que nunca olvido son los que me han provocado algunas de estas sensaciones. Me gusta que me haga sentir algo, vivir la historia con los personajes, y en determinados casos incluso creer que esos personajes son reales y que se encuentran en algún lugar del mundo. Llamadme romántica o entusiasta, pero creo que es el mejor regalo que nos puede ofrecer un libro.

Con todo esto quería dejar claro que no tengo ningún problema con las protagonistas de los libros, simplemente a veces me saca un poco de mis casillas encontrarme con personalidades absurdas e irritantes. Protagonistas cansinas con un perfil poco original en el que solo existen ellas mismas, se creen el ombligo del mundo o simplemente sus grandes problemas son tan insustanciales que leerlos me cabrea o me hace bostezar. Esto suele pasar sobre todo en libros juveniles, y como ejemplo (y sin ofender a los fans de la saga, es opinión personal) pondré a mi querida Bella Swan, que es el mejor ejemplo al que recurro cada vez que me encuentro con una protagonista insoportable (¡no puedo con Bella!). Sinceramente, ¡es muy raro superar las memeces de Bella! Ella es única e inigualable y es raro encontrar a alguien que me llegue a irritar más que ella, la verdad (XD). Pero como prueba de que no todas las protagonistas de libros juveniles son insufribles, tenemos a chicas que son realmente geniales y dignas de admiración. Y como ejemplos pondré a la gran Rose (Vampire Academy), a la graciosísima Gwen (El amor más allá del tiempo), la irónica Sophie (Hex Hall), la luchadora Katniss (Los juegos del hambre), o la invencible Katsa (Graceling. Los siete reinos). Este es el tipo de protagonista que yo busco en un libro juvenil, y para mi alivio las hay, y cada vez son más.

Y para finalizar, quiero confesaros un secreto que ayer mismo hablaba con Alishea (lo siento wapi, creo que nos van a llamar flipadas a las dos, XDD). ¿Alguna vez os ha pasado que os metéis tanto en una historia que cuando os veis obligados a dejar el libro por causas mayores e ir a dormir, soñáis con la posible continuación o cualquier cosa relacionada con el libro? A mí no me pasa mucho, pero me suele pasar con “LOS” libros, es decir, esos que me llegan a fascinar y al mismo tiempo obsesionar a medida que voy leyendo, y que siempre recordaré con mucho cariño y una sonrisa en los labios. Con el último que me pasó fue con el nuevo de Noelia Amarillo “Cuando la memoria olvida” (*____*).


Y hasta aquí llegan mis divagaciones…

¿Y vosotros? ¿Os metéis tanto en la historia? ¿Os influye la actitud de los personajes a la hora de leer? Y ya que estamos... ¿Qué opináis de las esperas interminables? ¿Libros con solapas o sin ellas?

¿Qué opina Silvia al respecto?

Jajajajaja, ¡¡genial la entrada wapisima!! Veamos, de tus traumas yo comparto los dos primeros, pues las esperas me matan y las solapas se echan de menos cuando no están, y si la tapica es dura…ains, que ni pintado *__*

Lo de que hasta qué punto nos metemos en una historia…bueno, nunca me lo he venido a plantear realmente, pero yo cuando valoro un libro lo cierto es que lo hago más por los sentimientos que me genera que por la “forma” del libro. Es decir, no me considero capacitada para juzgar técnicamente la escritura de un autor, pero sí puedo decir si me ha resultado magnífica al leer o se me ha hecho pesada.

Y esto se aplica también a la trama, y es que yo no me planteo, por ejemplo, si un personaje está bien desarrollado o no; lo que yo valoro es que dicho personaje me haya seducido con su encanto o me haya parecido más plano que una hoja de papel. Y, desde luego, si un libro no me transmite sentimientos no lo valoraría bien aunque fuese una maravilla de la escritura. 

Supongo que de esto puede decirse que sí, me meto más en la historia y la valoro desde el punto de vista de lo que me transmite en vez de hacerlo bajo una perspectiva meramente observadora y evaluadora. Deduzco que de aquí viene el hecho que no me gusten los dramas, ya que lloro como una magdalena y lo paso fatal XD 

No sé si llego a soñar con las historias como Ali y tú porque no recuerdo la gran mayoría de mis sueños, pero sí puedo decirte que a algunas les doy vueltas a la cabeza sin conocimiento al acostarme (y si es un drama…madre mía qué mal lo paso al intentar dormirme XD).

¡Un besote a tod@s!

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