¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Aprovecho antes de irme a dormir para comentaros un poquito los libros que estamos leyendo ahora mismo.
En mi caso, para mi propia sorpresa, estoy leyendo un libro que descarté nada más ver su portada: El chico malo, de Abbi Glines. De verdad, lo había descartado completamente. Es más, me había dicho a mí misma: ¿El chico malo? ¡Ni loca! JA. No sé por qué me molesto en hacerme promesas que nunca cumplo, XD. El tema es que hace unos días terminé de leer Rompiendo las normas (la reseña la publicaré seguramente pasado mañana, pero ya os digo que es una joyita) y me enamoré perdidamente de ese libro. Y claro, me dio por leer la reseña de Tinuwel, Elwen y Alexia de El chico malo y salí corriendo rauda y veloz a por él. Y aquí estoy, totalmente enganchada a una historia que me está sorprendiendo para bien. No es un libro 10 ni mucho menos, pero me lo estoy pasando en grande. ¿Qué queréis que os diga? Me pueden los chicos malotes, y Beau es uno de esos chicos malos que enamoran. Y para ser juvenil no se cortan un pelo en el tema sexual. ¿Queréis sexo sin pelos en la lengua en un libro juvenil? Pues aquí, desde luego, lo vais a encontrar. Creo que la portada ya habla por sí sola, ejem (XD).
En fin, os contaré mejor en la reseña. Llevo 150 páginas y si sigue en la línea me va a gustar bastante. A pesar de contener triángulo amoroso y contar con los tópicos comunes en este tipo de libros, tiene un algo que hace que no puedas dejar de leer y te quedes prendada del personaje masculino. También es verdad que los tres se conocen desde niños y que la chica lleva años con uno de ellos, que eligió al "chico bueno" y al otro lo apartó de su vida. Lo mejor es que pese a ser trilogía, cada libro parece ser de una pareja distinta.
Cita del libro (Beau):
Nunca me había molestado en reflexionar sobre lo negra que era mi alma, como parecían creer el resto de los habitantes de esta ciudad, pero en cuanto Ashton salió de su pequeño Jetta blanco con el aspecto de un ángel caído del cielo supe que mi alma estaba condenada al infierno. Le había enviado el mensaje para recordarme lo inalcanzable que era. Creía que ver un simple «no» como respuesta sería el toque de atención que necesitaba para dejar de obsesionarme con ella. Pero aceptó y mi estúpido y negro corazón se hinchó de alegría. Me di ceunta de que se tambaleaba un poco cunado sus preciosos ojos verdes se encontraron con los míos. Más que nada en el mundo, habría deseado acercarme a ella y asegurarle que iba a ser bueno. Sólo quería hablar con ella, ver cómo se le iluminaban los ojos cuando reía o cómo se mordisqueaba el labio inferior cuando estaba nerviosa. Pero no podía actuar según mis deseos. Ashton no era mía. No lo había sido desde hacía mucho tiempo. No debería haber venido y yo no debería haberla invitado. Así que en lugar de tranquilizarla, permanecí apoyado en el árbol, la perfecta imagen del demonio, con la esperanza de que diese media vuelta y se marchase corriendo.
¿A que es amor?
En cuanto a Silvia, ahora mismo está inmersa en la lectura de La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, y según me ha comentado, lo poco que ha podido leer le está encantando y la tiene intrigadísima. Le pregunté que si quería subir alguna cita y, citando sus palabras textuales, me dijo que pondría casi todo el libro en una cita, lo cual habla mucho a favor del libro en cuestión. Tengo claro que leeré ese libro en cuanto bajen mis lecturas pendientes.
¿Habéis leído alguno de los dos? ¿Os llaman la atención?
¡Un besote a todos!