Reseña: La última canción, de Nicholas Sparks

¡Hola a tod@s! ¿Qué tal estáis? Hoy os traigo una reseña de un libro que había dejado un poco abandonado con tanto Cazador Oscuro, pero que por fin he retomado y terminado en  estos días de fiesta. Ahora que lo he terminado sólo puedo decir: ¡necesito otra ración bien grande de Cazadores Oscuros! Porque estoy deprimida 100%. Pero dejo a un lado las divagaciones, y vamos a por la reseña…

Ficha Técnica:

Título: La última canción

Autor: Nicholas Sparks

Editorial: Roca Editorial

Nº páginas: 446

Precio: 19€

ISBN: 978-84-9918-051-9

Sinopsis 

Cuando su madre la obliga a pasar las vacaciones con su padre en un pueblo de Carolina del Norte, Ronnie Miller una adolescente de 17 años, no puede imaginarse una tortura peor. Hace tres años que sus padres se separaron, pero ella nunca lo superó. 

Su padre, concertista y profesor de piano, vive alejado de todo en una casita cerca de la playa, donde Ronnie y su hermano pequeño irán a pasar las vacaciones. En este entorno idílico, Ronnie descubrirá la importancia de los diferentes tipos de amor que pueden poblar la vida de una persona: el que existe entre padres e hijos, el amor por la música y el más importante para ella, el primer amor por un chico.
 

En esta novela, que se basa en el guión que el propio Nicholas Sparks ha escrito para la película del mismo nombre –protagonizada por Miley Cyrus–, el autor nos conduce una vez más a través de todas esas relaciones que pueden rompernos el corazón y también por aquellas que conseguirán sanarlo.

Opinión Personal 

Este año he leído libros que son verdaderas joyitas, y he de reconocer que las obras de este señor que han pasado por mis manos (este libro es el cuarto ya) están entre ellas. Sabía que este libro era juvenil, que chocaría bastante con la protagonista y también que pese a sus más y sus menos la historia sería preciosa. No obstante, también tenía la certeza que iba a ser un dramón como un castillo (los 4 libros que he leído de este señor tienen una parte dramática considerable y con todos he acabado llorando a lágrima viva), y sólo hay que ir sumando pistas para percatarse de ese hecho. Pero una cosa es saberlo y otra cosa es sentirlo. Y he de reconocer que tras la lectura de La última canción me he quedado bastante abatida, aunque no sé si es exactamente el término para describir mi estado de ánimo en estos momentos en los que me dispongo a escribir la reseña. Y no sólo por lo triste que son las cien últimas páginas del libro, sino por otras circunstancias personales que no voy a mencionar, que me han hecho vivir esas páginas de un modo más cercano.

Y dejando a un lado mis divagaciones, os cuento un poco de qué va la historia… 

Ronnie es una chica de 17 años de edad, una adolescente que se encuentra en una etapa de rebeldía donde demuestra día a día con su actitud, su descontento y lo cabreada que está con la vida, con todo el mundo en general, y sobre todo con ella misma. Desde la separación de sus padres, tres años atrás, Ronnie ha ido cosechando un odio inmenso por su padre, culpándolo por haberlos abandonado y castigándolo de la manera que consideraba más cruel: negándose a dirigirle la palabra y dejando de tocar el piano —instrumento que su padre adora con locura—, aunque ello supusiera arruinar un futuro prometedor en la Academia Juilliard, donde su padre había sido profesor de música y en la que ella sería recibida con los brazos abiertos, dado su talento con el instrumento.

A falta de pocos meses para cumplir la mayoría de edad y obligada a someterse a la voluntad de su madre, Ronnie se ve obligada a viajar junto a su hermano Jonah (de 10 añitos de edad) desde Nueva York (su hogar actual), hasta una casita en la playa en Weightsville Beach, Carolina del Norte, para pasar el verano con su padre (Steve). Obviamente, ella se niega en redondo, pero sus súplicas y protestas son una pérdida de tiempo cuando la decisión ya ha sido tomada.

Por supuesto, Ronnie no se lo pondrá nada fácil a su padre y al principio la convivencia entre ambos será un completo desastre. Lo único que salva un poco la situación es la serenidad y el buen juicio de Steve, que se mantiene tan cerca como alejado de su hija, dejándole espacio para pensar y aclarar sus ideas. Jonah en cambio, adora estar con su padre, hacer travesuras y sorprenderlo con sus diálogos ingeniosos. La relación de ambos es digna de leer, y Jonah es un niño adorable (sin duda, junto a Steve, de los mejores personajes).

Cita del libro:

—Ronnie no ha leído ninguna de las cartas que le has enviado, papá. Y tampoco quiere volver a tocar el piano nunca más.

—Lo sé —respondió Steve.

—Mamá dice que es porque tiene el SPM.

Steve casi se atragantó de la risa, pero intentó recuperar la compostura tan rápido como pudo.

—¿Y sabes exactamente lo que eso significa?

Jonah se llevó el dedo índice al puente de las gafas para colocárselas bien.

—Ya no soy tan pequeño, papá. Significa que tiene el síndrome de perpetuos morros.

Al principio, el verano para Ronnie es tan terrible como se lo había imaginado, pues no sólo se siente terriblemente incómoda con la presencia de su padre, sino que se mete en graves problemas con un grupito de chic@s que conoce en el pueblo. Así que lo único en lo que puede pensar día y noche es en buscar una manera de regresar a Nueva York y alejarse de ese infierno para siempre. Pero las cosas van cambiando poco a poco cuando la relación con su padre comienza a estrecharse de nuevo, y el calor familiar los arropa a los tres, recordándole lo que es el calor de la familia unida, y el amor de un padre. Y por supuesto, cuando hace acto de presencia Will, el chico guapo y encantador del que Ronnie terminará profundamente enamorada. 

Cita del libro:

—Oh, sólo intentaba encontrar un tema de conversación —respondió él sin perder la calma—. Por cierto, me llamo Will.

—Hola, Will.

Él hizo una pausa antes de decir:

—¡Qué extraño!

—¿El qué?

—Normalmente cuando alguien se presenta, la otra persona hace lo mismo.

—Yo no soy como la mayoría de la gente. —Ronnie se cruzó de brazos procurando mantener la distancia.

—De eso ya me había dado cuenta. […]

La relación entre Will y Ronnie es muy bonita, de esas que te hacen suspirar y vivir con ellos ese primer y verdadero amor. Y aunque es sumamente predecible y típica, se le perdona, pues no es tampoco lo más relevante del libro. Y es que el peso de la historia recae sobre todo en la familia, en el amor de un padre hacia sus hijos, y en el amor de esos hijos hacia su padre. Así de simple, y así de complicado a la vez. Los momentos familiares son los más emotivos e importantes del libro. Ronnie y Will tienen sus momentos tiernos, amargos, dulces, melancólicos y también muy divertidos. Ese tipo de relación que tod@s esperábamos encontrar al abrir la primera página de La última canción. 

Cita del libro:

—¿Y si te prometo que te llevaré de nuevo a pescar?

—No me convences.

—¿A cazar patos?

La propuesta consiguió que Ronnie se detuviera en seco. Cuando finalmente se recuperó del impacto y pudo hablar de nuevo, su tono era innegablemente de desaprobación:

—No me dirás que cazas patos…

Cuando Will no dijo nada, Ronnie continuó:

—Unas criaturitas tan monas, con unas plumas tan suaves, volando hacia el pequeño lago donde viven, sin meterse con nadie… ¿Y tú vas y los matas sin compasión?

Will consideró la pregunta.

—Sólo en invierno.

—De pequeña, mi peluche favorito era un pato. Tenía la pared empapelada con una cenefa de patos. Tenía un hámster que se llamaba Lucas, como el Pato Lucas. Me encantan los patos.

—A mí también —convino él.

Ella no se molestó en ocultar su escepticismo. Will respondió contando con la pnta de los dedos mientras continuaba:

—Me encantan fritos, asados, a la parrilla, con salsa agridulce…

Por otro lado, la música y la relación entre Ronnie y su padre con el piano es algo palpable y sumamente importante a lo largo de la novela. Personalmente, creo que el título le viene realmente genial al libro.

No quiero contar nada más, pues lo mejor es disfrutar de esta historia de principio a fin. No os puedo decir que es una lectura amena porque no lo es. Es una lectura bastante dura, de esas que te hacen reflexionar, meterte en la piel de los personajes y sufrir con ellos. De esas que al cerrar el libro necesitas desconectar y dejar pasar un poco de tiempo antes de hacer borrón y cuenta nueva. Una lectura de las que dejan huella y no se olvidan.

El libro está narrado en tercera persona desde el punto de vista de cuatro personajes: Ronnie; Steve; Will y Marcus (un psicópata del grupito de chic@s que conoce Ronnie al llegar al pueblo, y por el que se ve metida en varios problemas serios. De todas formas, sus divagaciones no suelen durar muchas páginas, sino lo justo y necesario); lo que ayuda a que conozcamos en mayor medida a los personajes. La narración de Sparks es como siempre, una gozada, haciendo que te sumerjas en páginas y páginas llenas de sentimiento.

En cuanto a los personajes, destaco sobre todo a Ronnie, Jonah, Steve y Will.

Ronnie, una chica que al principio llega a caer realmente mal con su actitud egoísta y exasperante, pero que a medida que avanza la historia va evolucionando a pasos agigantados, sobre todo al final. Es una chica fuerte, valiente, decidida y con las ideas claras, y aunque muchas veces se equivoca, va aprendiendo de sus propios errores. Es increíble la evolución que da este personaje, como de una niña egoísta e insensible pasa a convertirse en una mujer entregada a los dictados de su corazón. 

Jonah por su parte, es un niño adorable, que me ha robado completamente el corazón. Es dulce, cariñoso, risueño, encantador, inteligente y muy divertido. Los momentos entre Jonah y su padre y también entre Jonah y Ronnie, son conmovedores y maravillosos. De verdad, el niño es genial, su personalidad disparatada, despierta e inocente, hace que te encariñes con él irremediablemente.

Steve es el segundo personaje que más me ha enamorado del libro. Es un hombre que como todo el mundo, ha cometido errores en su vida, pero si hay algo que jamás se ha resquebrajado ni un milímetro, ha sido el amor por sus hijos. Los ama más que a su propia vida, y lo único que anhela es poder demostrárselo y pasar un feliz verano en familia después de tantos años de soledad y tristeza. Es un hombre íntegro, paciente, cariñoso, y sobre todo, un padre maravilloso, ese que seguramente muchos querríamos ser algún día.  

Y finalmente Will, el chico guapo, dulce, cariñoso y divertido que se sentirá atraído por Ronnie desde la primera vez que tropieza con ella (literalmente). El chico es un amor y también tiene su santa paciencia con ella, sobre todo al principio. Son dos personas muy diferentes que llegan a complementarse, no sin antes haber realizado más de un intento fallido. Él enseñará a volver a sonreír, a confiar, a enorgullecerse de esa gran familia que la espera cada tarde al regresar a casa, y a sentir lo que es el verdadero amor.

¿Y lo malo? Si tengo que destacar algo especialmente malo, destaco a la Ronnie con la que empezamos la novela, esa chica insufrible con la que pensaba que jamás empatizaría. Pero he comprobado que era necesaria, pues sin ella no se habría producido el cambio, no habría habido evolución, y es esa evolución una de las cosas más admirables de la novela. Destaco también quizás la relación “Ronnie-Will” tan típica de película, pero yo personalmente se lo perdono. Al fin y al cabo, el libro fue escrito tras el guión de una película ¿no?

Destaco también esos capítulos dedicados a Marcus, pues creo que aunque no se hacen en absoluto pesados ni son muy extensos, podrían haberlos dedicado a profundizar más en Jonah, por poner un ejemplo.

Y poco más, me ha maravillado, aunque si es cierto que me ha parecido increíblemente triste. Así que si no os gustan los dramas, huid de este libro. Es un libro de Sparks, no esperéis una historia fácil, bonita sí, pero fácil no.

Conclusión: una historia preciosa que nos habla de la importancia de la familia, del amor incondicional de un padre hacia sus hijos, y del amor de los hijos hacia un padre. De sacrificios, malos entendidos, de rencores y perdón, de sueños y esperanza.  Un libro que nos habla también del primer amor, de la amistad y de los planes de futuro. Una historia cargada de sentimiento, dulce y amarga, que no dejará indiferente a cualquiera. Por supuesto, recomendadísima.

Os dejo una última cita, que creo resume muy bien el contenido del libro:

[…] La vida era mucho más complicada de lo que jamás habría imaginado una adolescente resentida de Nueva York.

Sacudió la cabeza mientras deambulaba por la casa, apagando una a una todas las luces. Aquella vida —un desfile de fiestas y cuchicheos de instituto y riñas constantes con su madre— se le antojaba de otro mundo, una existencia que sólo había soñado. Hoy sólo tenía la seguridad de unas pocas cosas: de los paseos por la playa con su padre, del constante sonido de las olas en el océano, del olor a invierno que se aproximaba.

Y del fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. […]

Nota Final: 9,5

¡Un besote a tod@s y gracias por leerme!