Hoy despedimos un año que ha
pasado como un suspiro, como una pluma que se mueve al compás de un vendaval,
desafiando el tiempo, compitiendo con la misma vida. Ha sido un año lleno de
cosas buenas y otras no tan buenas. Pero para nosotras ha sido el año de los
descubrimientos, de volver a la niñez y atrevernos a saltar ese muro que se nos
resistía, a dejarnos la piel en un grito que nos destrozara la garganta y que no soltábamos por miedo a la reprimenda. Ha sido un año de ilusiones, de
hallazgos, de magia. Sobre todo de magia. Hace no demasiado tiempo, llamadlo
casualidad o destino, mi camino y el de Maisha, a la que todos conocéis por Perdidas entre páginas, se unieron sin previo aviso, sin una nota a pie de página ni una
ruta definida que seguir. Cierto es que ya nos conocíamos, habíamos coincidido por el mar que es la literatura, compartido letras en una pantalla y navegado por las aguas de los blogs literarios,... Pero siempre en la distancia, nunca en la misma embarcación. Y de ahí surgió una idea que pronto pasó a ser más grande
que nosotras. Aprendimos a fundirnos, a mezclar nuestras letras, a unificar
estilos, a perdernos dentro del mapa que es nuestra imaginación. De ahí salió
nuestra primera historia.
Por Twitter ya dimos la noticia,
pero os debíamos esta entrada a vosotros que siempre habéis estado ahí para
nosotras. Hoy podemos decir que le han dado el SÍ QUIERO a nuestra primera
novela, la más querida, la más especial, la que siempre recordaremos con una
sonrisa, la que independientemente del tiempo que pase, seguirá robándonos el
corazón como el primer día. Todavía no podemos desvelaros nada, pero sí que
podemos hablar de lo que sentimos al escribirla, lo que supuso para nosotras.
Fue una idea que nos absorbió por completo, que llenó nuestras noches de magia
y nuestros días de sueños. Una historia que se nos metió en la piel sin darnos
tiempo a dudar de ella, que se negó a dejarnos escapar, que nos rogaba, nos
suplicaba, nos exigía que la termináramos. Fueron noches en vela, días con la
cabeza en otra parte, mientras los personajes deshacían nuestro corazón y se
quedaban con los pedazos más grandes. Soñábamos dormidas, soñábamos despiertas,
nos pasábamos el día entero soñando con unas vidas que no eran las nuestras
pero que poco a poco se fueron convirtiendo en reales. Acabamos creyéndonos
nuestras propias mentiras y comenzamos a encontrar, en los lugares más
inesperados, a los personajes de una historia que amenazaba con engullirnos.
Nunca pretendimos nada, solo
queríamos escribir lo que nos apetecía leer. Y vaya que si lo hicimos. Lo
leímos infinitas veces, lo cuestionamos todo. Más tarde, cuando estuvo lista,
vinieron los miedos, las dudas e inseguridades. Pero nos atrevimos a soltar la
mano de nuestra historia y permitir que Nia penetrara en ella. De algún modo, le
dimos la llave de nuestra caja de los secretos. Ella fue la primera en
emocionarse y dejarse sorprender por la historia. Ella fue, y sigue siendo,
nuestra hada madrina, nuestra mayor consejera, la bruja buena del cuento,
siempre preocupada porque todo estuviera perfecto, por corregirla una y otra
vez, por ver cumplidos todos nuestros sueños. Dani fue el siguiente, creyó en
nosotras desde el minuto cero y, cuando por fin terminó una noche cualquiera el
último capítulo junto con una copa de vino, lo celebró y nos mando uno de sus
emails llenos de entusiasmo, de palabras no dichas, de fuerza. Dani es una de
esas personas que hacen del mundo un lugar mejor. Gracias también a él. Ellos
fueron los primeros testigos en saltar al vacío, en apoyarnos, aconsejarnos y
darnos el empujoncito más grande. Más tarde fueron Laura Camaleón, Vanesa,
Elena, Aineric y Natalia, las que nos animaron a sacarla a la luz, a
compartirla. Nos faltarían palabras para agradecerles el apoyo, el cariño, los
consejos, la pasión que ponen cuando hablan de nuestros personajes, los
comentarios desternillantes y lo felices que nos han hecho por el simple hecho de
recorrer ese camino junto a nosotras, en la misma dirección, hacia ningún
lugar. Esta historia también es suya.
En un principio nos aterrorizaba.
Hay tanto de nosotras entre esas páginas, tanto de otros... Pero nos quitamos
la losa del miedo y probamos, creímos y arriesgamos. Y entonces llegaron ellos,
una editorial que creyó en nosotras, en nuestra historia. Una editora que
sueña, que cree, que lucha, que lo devoró, que lo quiere tanto como nosotras.
Da gusto trabajar con gente así, con gente que te dice: ¡Puestos a ser raros, seámoslo
a lo grande! Gente que apuesta ya no por nosotras, sino por nuestra historia.
En el nuevo año que empieza, veréis la novela en librerías, la podréis tocar y sostendréis la magia de un sueño en vuestras manos.
Os podemos asegurar que están y estamos trabajando para que la novela quede perfecta. Solo esperamos que si acabáis
adentrándoos entre sus páginas algo cambie en vosotros al leerlo, algo tan
pequeño e imperceptible que quizá frente al espejo no lleguéis a apreciarlo,
algo tan pequeño como la posibilidad de creer en la magia que reside en las
pequeñas cosas, en la magia de la vida. Y si no cambia nada, al menos esperamos
que paséis un buen rato en nuestra compañía. Y es que aunque parezca imposible,
de locos, o pura palabrería; leyéndolo, nos estaréis acariciando.
¡Feliz año y mil gracias por
estar con nosotras un año más!